Desde hace años teníamos un destino en mente y por fin ha llegado el día: ¡Habana, allá vamos!
Volamos con la compañía iberojet a las 13:10 y llegamos a la Habana a las 18:30h hora local. Las maletas tardan en salir, y nos impacientamos un poco, pero al final ¡aparecen nuestras mochilas!
Salimos del aeropuerto y en la misma acera hay una casa de cambio, que nos permite hacernos con unos CUC. Tras vernos rodeados por varios taxistas acabamos pagando 25 CUC por llegar hasta nuestro alojamiento. Si eres de los que prefieres llevarlo todo contratado, puedes hacerlo aquí.
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Es típico en Cuba alojarte en las casas de la gente, así que nos sumamos a esta experiencia. Yohanka nos acogerá en su casa los próximos días.
Aunque son las 21.30, salimos a ver la malecón y cotillear las calles de alrededor. Al rato, decidimos irnos a descansar, pues no hay mucho que hacer y así mañana podemos aprovechar el día.
DIA 1 EN LA HABANA
Madrugamos para ver el amanecer desde el Malecón y conocer como se despierta la ciudad de la Habana.
Nos acercamos hasta el monumento al General Antonio Maceo que está en pleno malecón.
No muy lejos de aquí, se encuentra el Callejón de Hamel, un lugar pintoresco que nos apetecía mucho conocer.
Se trata de una callejuela donde artistas locales dan rienda suelta a su imaginación y creatividad, dando forma a un mundo aparte en pleno corazón de Habana Centro.
En el camino de regreso, sentimos un golpe cerca. Nos giramos y vemos como un coche ha chocado contra un pilote destinado a separar la zona de tránsito de peatones de la de vehículos.
El accidente ha tenido lugar a escasos dos metros de nosotros, ¡nos hemos librado por los pelos! (y sobretodo porque el pilote estaba bien cogido al suelo)
Con el susto en el cuerpo, llegamos a casa de Yohanka , que nos ha preparado un desayuno fantástico con zumo de mango natural.
Tras reponer fuerzas y ya más tranquilos, nos dirigimos hacia el Paseo del Prado. Este lugar está a dos cuadras (como dicen los cubanos) y, de repente, en pleno Parque Central, empezamos a sentirnos como en una película, rodeados de coches antiguos.
A pocos metros vemos el Edificio Bacardí, el cual hoy es un edificio de oficinas. Se puede, si se desea, ver la ciudad desde lo alto. Nosotros, preferimos patear la ciudad.
Seguimos nuestro camino y vemos uno de los más famosos bares de la Habana: El Floridita. Su fama le ha llevado a cobrar 6 CUC por un cóctel pero os adelantaremos que en otros bares valen 2 CUC .
Cogemos una de la calles más conocidas de la Habana, la calle Obispo, donde disfrutamos del ambiente que músicos y bailarines crean cada día. Si tenéis la oportunidad de verlo, podéis haceros fotos con ellos a cambio de alguna monedita.
Cerca de la calle Obispo hay muchos lugares que visitar, nosotros nos dirigimos a la Plaza de la Catedral, que está rodeada por el Museo de Arte Colonial y la propia Catedral.
Vemos que en la calle de la izquierda hay mucho ambiente, así que nos acercamos. ¡Allí está la Bodeguita del medio! un bar muy famoso donde tomar un cóctel escuchando música cubana! (la mayoría de los clientes son extranjeros y no cubanos…)
Tras estampar nuestra firma en la fachada de la Bodeguita del Medio, como es costumbre aquí, nos dirigimos a la Plaza de Armas.
En este lugar se fundó la ciudad de La Habana hace casi 500 años y se plantó una ceiba para conmemorarlo. La ceiba, lógicamente, no es la misma que se plantó en 1519.
La Plaza de Armas está rodeada de edificios señoriales que se pueden visitar.
Uno de estos edificios es el El Castillo de la Real Fuerza. Se trata de una fortaleza que, en plena bahía, defendía la ciudad de los ataques que venían por mar.
La visita al castillo nos encanta, es muy interesante cómo se han recuperado muchas de las piezas que se exponen en su interior. ¿sabíais que en los alrededores de Cuba hay muchos galeones hundidos cargados de tesoros?
Esto es un no parar y nuestro siguiente destino es un lugar poco conocido de La Habana: El Coche Mambí.
Su interior es alucinante. Se trata de un vagón con más un siglo de antigüedad, ya que fue construido en 1900.
Después de una mañana muy aprovechada, sentimos la necesidad de ponernos a la sombra y decidimos parar a comer.
Nos dirigimos hacia la Plaza Vieja y, en una esquina, nos adentramos en un pequeño local llamado Don Julio. Allí comemos un poco de todo a un precio razonable.
Tras un buen rato al fresquito, continuamos conociendo La Habana bajo un sol abrasador. A pesar del calor, en esta ciudad el ritmo y la música no paran, ¡nos encanta!
Nuestro próximo objetivo es visitar el Capitolio, probablemente el lugar más fotografiado de La Habana. Sólo tenemos que llegar al fondo de la calle para comprar la entrada y, llegada la hora, acceder a la visita guiada.
Justo antes de llegar, nos aborda el hombre de la camisa que dice querer recomendarnos unos lugares. Le dejamos el único bolígrafo del que disponemos y no nos queda más remedio que seguirle. Resulta que ha pedido tres mojitos en un bar cercano y pretende que paguemos 15 CUC que, evidentemente, no pagamos.
Cuando por fin llegamos al Capitolio, ha entrado el último grupo del día y debemos regresar mañana. Al final no nos han llevado el dinero pero nos han robado algo más importante, el tiempo. Toca cambio de planes, nos vamos hasta el malecón a ver atardecer.
Decidimos hacernos unas cuantas fotos y después cogemos un taxi hasta la Fortaleza de San Carlos. Para llegar debemos cruzar la bahía y no hay manera de llegar caminando.
Por 5 CUC un taxi nos acerca hasta el faro y la Fortaleza de San Carlos, donde, entre otras cosas, hay un museo sobre el Che Guevara.
Sacamos la entrada por 8 CUC. El lugar no tiene gran misterio excepto por el Museo del Che. En este lugar el Che tenía su oficina cuando era Director del Banco Nacional de Cuba.
Nos aconsejan que nos quedemos a la representación teatral que cada noche tiene lugar aquí: el cañonazo. Al final decidimos quedarnos, pero en nuestra opinión… no merece la pena.
Aunque si fue un acierto acercarse sólo por contemplar la ciudad de La Habana y sus increíbles atardeceres.
Habana, ¡que arte tienes atardeciendo!
Puedes visitar La Habana por libre pero si lo deseas, puedes coger un free tour, una visita guiada o un tour en vehículo clásico descapotable.
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