Agra es uno de los platos fuertes de este viaje a India. Aquí, en Agra, cumpliremos uno de nuestros sueños viajeros: ver el Taj Mahal.
Nuestra llegada a Agra:
Llegamos por la tarde desde Gwalior. Dejamos todo en el hotel y nos vamos a visitar Mehtab Bagh para ver el Taj Mahal desde la otra orilla del río Yamuna. !Qué nerviosss!
Mehtab Bagh es básicamente un campo de granados. La entrada cuesta 300 rupias y, tras pagar, nos ponemos en marcha.
Caminamos por una pista de tierra, giramos a la derecha por un sendero y, tras caminar pocos metros, surge imponente entre la arboleda el Taj Mahal. Nos quedamos sin palabras…
De repente, comienza a caer algunas gotas que nos recuerdan que venimos en época de lluvias. Nos refugiamos bajo un árbol y a los dos minutos guardamos las cámaras en la mochila y comenzamos a correr bajo el diluvio.
Nuestro sueño viajero ha durado un abrir y cerrar de ojos y nos invade cierta tristeza. Ponemos rumbo a Itimad-ud-Daulah, conocido como «el pequeño Taj».
Se trata, al igual que el Taj Mahal, de un mausoleo rodeado de zonas ajardinadas. Todo él es una obra de arte, con incrustaciones de piedras de colores sobre el mármol blanco.
Son varios los parecidos al Taj Mahal y es que, en Itimad-ud-Daulah, descansan los restos del abuelo de Mumtaz Mahal, Mizra Ghiyas Beg.
Paseamos por todo el recinto, la calma y el silencio nos acompañan como si hubiéramos entrado en una burbuja. No hay muchos visitantes a esta hora de la tarde y podemos disfrutar del Itimad-ud-Daulah a nuestro antojo.
Desde Itimad-ud-Daulah nos vamos hasta un lugar que no muchos conocen, Chini-ka-Rauza. El lugar está abandonado y es habitado tan sólo por ratas y palomas.
Chini-ka-Rauza es la tumba de un ministro del emperador Shah Jahan y en su interior encontramos las pinturas originales.
Para entrar, debemos descalzarnos y, gracias a la linterna del móvil, logramos ver algo.
La gente nos mira extrañados pues no es muy común ver visitantes por aquí. Este lugar también se encuentra a orillas del rio Yamuna, a tan sólo unos minutos en coche desde Itimad-ud-Daulah.
Y aquí, acaba nuestro primer día en Agra, es hora de regresar al hotel y esperar ansiosos a que vuelva a sonar el despertador.
Al día siguiente…
Son las 5 de la mañana cuando nos ponemos en marcha, pero no nos hubiera importado madrugar mucho más. Es noche cerrada en Agra cuando llegamos y compramos nuestro ticket.
Entramos al recinto por la puerta principal o Darwaza, que en su origen tenía dos enormes puertas de plata. Al fondo, vemos esto:
Nuestro sueño viajero ha dejado de serlo, es una realidad, estamos aquí. Solamente pensamos en lo afortunados que somos de estar aquí y ahora.
El Taj Mahal no es un templo, es un mausoleo donde descansa Mumtaz Mahal, esposa del emperador. Es el edificio más bello jamás construido, un homenaje al amor.
Cuando muere Mumtaz Mahal en el parto del decimocuarto hijo, el emperador Shah Jahan promete a su esposa construirle el mausoleo más bonito del mundo. Después de 18 largos años, lo consigue.
A ambos lados del Taj Mahal existen dos edificios idénticos. Uno de ellos es una mezquita, el otro edificio simplemente es para darle simetría al conjunto.
Cada edificio está hecho a tal escala, que las personas parecen hormigas a su lado. Todo el recinto tiene unas 17 hectáreas de superficie, es simplemente colosal.
Nos cubrimos los zapatos con unas fundas desechables para entrar al interior del Taj Mahal.
Todo es de mármol blanco con incrustaciones de piedras semipreciosas. No nos extraña que la leyenda cuente que el emperador gastó toda su fortuna en construir este edificio.
Una vez terminada la visita al interior nos dirigimos a la puerta por donde entramos cuando estaba amaneciendo. No podemos evitar, mientras nos alejamos, darnos la vuelta.
Antes de irnos, disfrutamos un par de minutos de la vista desde lejos del Taj Mahal. Tenemos las emociones a flor de piel y lágrimas en los ojos. Nos quedaríamos toda la vida observando esta maravilla y pensando en como debió de ser el amor entre Mumtaz Mahal y Shah Jahan pero ahora debemos poner rumbo al Fuerte Rojo de Agra.
El Fuerte Rojo de Agra es uno de los mejores fuertes de toda la India. Su construcción la inicio el emperador Akbar, con fines militares. Entramos a la fortaleza por la única entrada disponible para hacerlo, donde además, se encuentra la taquilla.
Nada más acceder, el lugar impone. La altura y grosor de los muros, junto con el foso, hacía imposible la entrada al recinto. Lo primero que nos encontramos es un gran espacio abierto que nos indica el camino hacia el palacio de Akbar y el de su hijo, Jahangir.
Empezamos a recorrer todo el fuerte, construido en piedra arenisca roja, de ahí su nombre. Si Akbar lo construyó, su nieto Shah Jahan lo convirtió en palacio.
Y es que fue aquí donde Shah Jahan pasó sus últimos años de vida. Tras la muerte de su esposa, su hijo Aurangzeb lo encerró en palacio y se hizo con el trono.
El emperador Shah Jahan, herido de amor, murió de pena mientras contemplaba cumplida su promesa. Su amada descansaba en la construcción más bella hecha al amor, y él la acompañaría para siempre.
En cualquier otra ciudad, este lugar hubiera sido sin duda la atracción principal para miles de viajeros. En Agra sin embargo, el fuerte tiene que conformarse con vivir a la sombra del Taj Mahal.
Nuestra visita termina en la zona de audiencias públicas o Diwan I Am, sin duda una de las zonas más fotografiadas de este fuerte.
Es hora de partir, nos vamos pensando en la bella historia de amor que acompañará para siempre a esta ciudad y que tiene mucha culpa de que nosotros estemos hoy aquí. Nuestra siguiente parada será Jaipur, pero de camino pararemos en Fatehpur Sikri. ¿Te vienes?
Consejos viajeros:
- Mehtab Bagh: 300 rupias.
- Itimad-ud-Daulah: 300 rupias.
- Chini-ka-Rauza: entrada libre.
- Taj Mahal: la entrada cuesta 1100 rupias, está totalmente prohibido meter comida y bebida. Con el precio de tu entrada te regalan un botellín de agua.
- Fuerte de Agra: 600 rupias.
Interesante post y preciosas fotos! como siempre 😉
Muchísimas gracias chicas, y gracias a tí también Isis. Saludos viajeros!