Si hay algo que llama la atención de Oporto, es que es no pasa inavertida para nadie. De este rincón de Portugal nos dijeron: la amas o la odias. Así que no hizo falta pensarlo mucho para decidir conocer una ciudad que, por otra parte, no nos pilla lejos de casa.
Dejamos el coche en un parking (Parking Trindade), ya que todo es zona azul. Nuestra visita comienza y lo primero que nos encontramos es que el Mercado do Bolhao está en obras! En fin… vaya manera de empezar el día, habrá que visitar otros lugares! Muy cerca están las confiterías. En Oporto hay muchas y variadas, lo que la convierte en un paraíso para dos golosos como nosotros.
A pocos metros del Mercado do Bolhao, el cual han trasladado provisionalmente a un centro comercial, está la Capela das Almas. Esta iglesia está revestida de su tradicional azulejo azul.
Desde la Capela das Almas caminamos por la Rúa de Santa Catarina para acercarnos hasta el Majestic Café. Decidimos hacer la foto desde fuera pues no queremos pagar 10 euros por dos cafés…
así que seguimos caminando hasta la Iglesia de la Santísima Trinidad, situada a un par de calles y menos de diez minutos andando.
Desde la Iglesia de la Trinidad, vemos la Iglesia y la Torre dos Clérigos pero esto lo veremos más tarde. Antes, Oporto nos ha preparado muchas sorpresas, y todas buenas.
Bajamos por la Rúa de Sá da Bandeira, una calle llena de tiendas de artesanos locales, donde puedes ver algunas cosas interesantes.
También nos llama la atención las cabinas rojas, parece Londres pero se trata de Oporto.
Continuamos por la Rúa de Sá da Bandeira hasta llegar a la Estación San Bento. Tenemos la suerte de poder contemplar todo tranquilos, pues no hay mucha gente. Creemos que es el único lugar donde no hay jaleo, porque Oporto está a tope.
Por fuera, se trata de un edificio grande que no llama demasiado la atención. Por dentro, la verdad es que está muy bonito.
Bajo un sol de justicia, nos acercamos a la catedral por la Avenida Dom Alfonso Henriques. En cinco minutos caminando llegamos, aunque nos decepciona un poco que esté en obras. Es una lástima que esté cubierta con planchas metálicas en uno de sus laterales. Aún así el lugar está muy bonito.
La verdad es que esta zona de Oporto es una maravilla y tiene muchísimo encanto, casi podemos ver el Río Duero. El casco antiguo de Oporto, es Patrimonio de la Humanidad desde 1996 y ahora que paseamos por sus calles podemos entender porqué.
Desde la entrada a la catedral nos vamos a la zona de la Ribeira, quizá la zona más popular y conocida de la ciudad. Para llegar, nos adentramos en sus estrechas callejuelas que, en ocasiones, hace que te sientas perdido. Podemos asegurar que hay poco más de cinco minutos pero se trata de un auténtico laberinto de calles y callejones.
Esta zona se asemeja más a un barrio de algún pueblo que a una gran ciudad europea, además el ambiente que se respira es de absoluta tranquilidad.
Como nos apetece ver esta zona desde arriba, decidimos subir al Puente de Luis I.
Llegamos tras caminar por un par de calles y vemos que merece la pena el poquito esfuerzo que hemos hecho. Nos quedamos un rato a contemplar las vistas…antes de bajar a pasear por la orilla del Río Duero.
A diferencia de las callejas aledañas, el ambiente en la ribera es muy animado pues hay un montón de gente. Toda la orilla del río está plagada de bares y restaurantes con terrazas donde tomar algo.
En esta zona son típicos los cruceros en rabelo. Los rabelos son barcos tradicionales de Oporto que se empleaban para transportar las barricas de vino de Oporto. También nos encontramos varios mimos que por unas monedas nos ofrecen su espectáculo.
No tenemos tiempo que perder, nos vamos de camino a la Cámara de Comercio o Edificio de la Bolsa. Este gran edificio merece la pena ser visitado por dentro pues tiene mucho que ofrecer al viajero.
Desde la Cámara de Comercio, nos dirigimos al Miradouro da Bataria da Victoria, desde donde tenemos unas vistas muy bonitas.
Para llegar al Miradouro Bataria da Victoria sólo hay un obstáculo y son las escaleras. No sabemos si es el calor, pero nos cuesta un poco llegar arriba. Oporto, en su casco antiguo, tiene bastantes cuestas y escaleras, no es plana como Copenhague.
Aún así, creemos que subir tanta escalera, merece la pena.
Desde el Miradouro cogemos la Rúa de São Bento da Vitória para ir a la Torre dos Clérigos. Se trata de la torre que vimos de lejos cuando bajábamos por Sa da Bandeira desde la Iglesia de la Trinidad.
De camino, para los aficionados a la fotografía encontramos el Centro Portugués de Fotografía, en el Campo Da Mártires da Patria. Nos hubiera gustado entrar pero, por falta de tiempo, no lo hacemos.
La Iglesia dos Clerigos no es muy grande. Lo que al viajero le llama la atención es su torre, para subir y ver Oporto desde las alturas.
Tras visitar la Iglesia y ver que había bastante cola para subir decidimos que iríamos a la Librería Lello e Irmao. Nada más llegar a su puerta, tenemos que cambiar de planes otra vez, pues la cola da la vuelta a la esquina. Dentro la gente no puede ni moverse, por lo que inmediatamente ponemos rumbo a la Iglesia do Carmo.
Este edificio en realidad son dos. Se trata de las Iglesias do Carmo y la Iglesia do Carmelitas Descalzos. Pilla a un paso de la Librería Lello e Irmao y merece mucho la pena llegar hasta aquí.
Volvemos a la librería para hacer un último intento, pero hay más gente todavía. Decidimos por tanto regresar a la zona donde tenemos aparcado el coche, cerca de la Capela das Almas. De camino vemos el edificio del Ayuntamiento de Oporto.
Nuestra última parada, como no podía ser de otra forma, tiene lugar en la Confitería Baptista. Allí, probamos sus pasteles con un café y un zumo de naranja, por apenas cuatro euros.
Nuestra visita a Oporto termina. Debemos decir que nos ha encantado a pesar de encontrar algunos lugares en obras. Hemos dejado cosas pendientes y sin duda volveremos. Se trata de una ciudad barata donde todo pilla cerca, nosotros la recomendamos para pasar un buen fin de semana.
Otros lugares de nuestro país vecino que también pueden interesarte son:
- Guimaraes, el lugar donde nació Portugal.
- Braga, que hacer en un día.
- Bemposta, rituales ancestrales.
Seríamos muy felices si nos dejas un comentario.
Una de mis ciudades favoritas, es estupenda para recorrerla con calma. No me canso de volver, de hecho también le he dedicado varios artículos. Un saludo
Exacto! Es una ciudad muy bonita y llena de vida y rincones chulos. Además es una ciudad con muchas posibilidades para combinarlas con otros lugares como Braga, Guimaraes o incluso destinos de playa. Gracias por dedicar parte de tiempo en leer nuestro artículo. Un saludo.